Consideré que lo más
importante era reconocer
las obligaciones con los
demás, y asumí que mi primer
deber era saldar estas
deudas de gratitud. En este
mundo, nuestras deudas de
gratitud son cuatro; quienes
las reconocen merecen el
nombre de seres humanos;
quienes las ignoran no son
más que animales.
Los ingratos niegan e invalidan su propia condición humana. La verdadera grandeza y la forma de perfeccionar nuestra personalidad yace en vivir con agradecimiento y en luchar por retribuir lo mucho que debemos a los demás.
Hay sólo dos opciones: ¿vivimos con agradecimiento o vivimos como ingratos?"
Extraído de:
Disertación de Daisaku Ikeda de La única frase esencial,
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