"El Daishonin escribe en otra carta:


Consideré que lo más

importante era reconocer

las obligaciones con los

demás, y asumí que mi primer

deber era saldar estas

deudas de gratitud. En este

mundo, nuestras deudas de

gratitud son cuatro; quienes

las reconocen merecen el

nombre de seres humanos;

quienes las ignoran no son

más que animales.


Los ingratos niegan e invalidan su propia condición humana. La verdadera grandeza y la forma de perfeccionar nuestra personalidad yace en vivir con agradecimiento y en luchar por retribuir lo mucho que debemos a los demás.


Hay sólo dos opciones: ¿vivimos con agradecimiento o vivimos como ingratos?"


Extraído de: 

Disertación de Daisaku Ikeda de La única frase esencial, 


http://www.sgi-es.org/civglobal/Gosho_abr07.pdf

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